Por amor al trabajo, grandes hazañas Dolores Estrella: La Naufraga Judicial
En el sur de Veraguas, a 25 minutos de la ciudad de Santiago, se encuentra el distrito de Montijo. Allí en el Juzgado Municipal encontramos a Dolores Estrella, una funcionaria con 32 años de servicio eEn el sur de Veraguas, a 25 minutos de la ciudad de Santiago, se encuentra el distrito de Montijo. Allí en el Juzgado Municipal encontramos a Dolores Estrella, una funcionaria con 32 años de servicio en el Órgano Judicial.
Doña Lola, como la llaman sus compañeros del juzgado, recuerda los tiempos en que los que viajaba a la Isla de Coiba cuando aún era un Centro Penal; por mar o por aire, en comisión de otros despachos judiciales para entregar notificaciones, resoluciones, medidas cautelares, libertades, etc. para los detenidos.
En cierta ocasión cuando doña Lola regresaba de la Isla de Coiba hacia el Juzgado abordó - aunque algo recelosa- una lancha- en compañía del Párroco del área y dos oficiales de la Policía, "no me quería subir porque tenía miedo de viajar con ese muchacho, pero el regresar con el Padre me dio ánimo", comenta doña Lola. Era un tarde lluviosa y el tiempo no era el mejor aliado para los tripulantes. No se veía nada. De repente la lancha tropezó con una roca; se volteo y todos desaparecieron, explica vívidamente doña Lola.
El mar la acercó a una Isla que ella desconocía. Empezó a llorar y a rezar. Su espíritu de sobrevivencia la hizo recoger todo lo que estaba a su alrededor, entre esos, un tanque de gasolina para lanchas y lo más importante, lo que nunca soltó: "las comisiones". "Mi misión era regresar con las comisiones, yo no las podía perder", recalca Dolores.
Luego de estar un rato sola y rodeada de temor por que empezaba a oscurecer, escuchó de repente unos gritos Lola, Lola! Sorpresa! era el Padre Marcos Escobar. La naufraga Judicial, no se contuvo y lloro, pero de alegría: "Vámonos Padre, ¨Dónde esta la lancha?, ¨los demás qu‚ se hicieron ?", eran una de las tantas interrogantes que formulaba Lola al empapado Cura.
La lancha que no sufrió daños mayores, sólo necesitaba gasolina para regresar y Lola la tenía. Luego de la emoción por el reencuentro, les tocó pasar la noche mojados, en total oscuridad y en una isla deshabitada y desconocida. Así pues, esperaron hasta las cinco de la mañana para regresar al Puerto de Montijo. Todos los días por una semana Dolores Estrella, ponía a secar bajo el sol los documentos judiciales que se encontraban completos e íntegros, sólo que empapados.
La valentía y el esfuerzo de Dolores no está medida por una remuneración económica, ella sólo devenga un salario de 275.00 balboas por mes. Manejar una moto, subir un caballo y una avioneta con un piloto que era enfermo cardíaco para hacer notificaciones, eran algunas de las hazañas que durante tres d‚cadas y por amor al trabajo, ha realizado esta admirable Servidora Judicial.
Palacio de Justicia.
Ancón, 20 de 02 de 2006.
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