Programa de Descongestión Judicial es puntal del sistema penal acusatorio

No podríamos entrar al nuevo sistema penal acusatorio sin antes resolver algunas cosas que si no se hacen pueden llevar a este nuevo sistema al colapso, como lo es la mal llamada mora judicial, y digo mal llamada porque para nosotros mora judicial es cuando un juez se sienta ante su escritorio y no hace nada, pero nuestros jueces trabajan en un sistema saturado, un sistema a punto de colapsar, y para hacerle frente la Corte Suprema de Justicia ha creado el programa de Descongestión Judicial, que en su primer día en Chiriquí realizó 95 audiencias, dijo el presidente de la CSJ, magistrado Aníbal Salas.

Las declaraciones del presidente de la CSJ se dieron durante el seminario “El derecho y la administración de justicia”, organizado recientemente por Colombus University, en el Centro Regional de la Universidad de Panamá en Coclé, donde además agregó que el pueblo panameño cree en la justicia y prueba de ello es el alto número de litigios que entran a los tribunales y que han saturado el sistema, pero con mucho éxito se le ha hecho frente con la implementación del programa de Descongestión Judicial.

En este programa intervienen los jueces municipales cuyos despachos no estén saturados, esto permite que tres o más jueces se encuentren en un mismo tribunal resolviendo las causas. Como ejemplo se tiene a Chiriquí, que es la provincia que más rezago judicial tiene y donde ya se han programado las audiencias del 2012.

“Tenemos que agradecer todas aquellas instituciones que colaboran para que este programa sea una realidad como lo son el Ministerio Público que ha designado los fiscales, la Policía Nacional que ofrece el servicio para custodia y traslado de los detenidos, a más de 18 abogados privados que de manera voluntaria han adquirido el compromiso de ofrecer gratuitamente la defensa en un sin número de casos y sobre todo a nuestros funcionarios por su esfuerzo y dedicación”, puntualizó el magistrado Aníbal Salas

Segundo Distrito Judicial

Santiago, 20 de septiembre de 2010

Texto y fotos: Rafael Alexis Álvarez